
La megadevaluación macrista arrojó a la economía a un escenario de imposibilidad de pagar la deuda. Es impactante la caída. Macri recibió una economía desendeuda, con muy buenos indicadores de solvencia y sustentabilidad, para entregarla en default. Y lo hizo en apenas dos años. Pudo sobrevivir desde abril del año pasado por el inmenso préstamo del FMI, avalado por los Estados Unidos de Donald Trump. Pero esos dólares se acabaron. El desembolso previsto para mediados de septiembre formará parte de un nuevo pacto con el FMI. No habrá que esperar esos dólares; formarán parte de otro paquete financiero.
El ciclo de endeudamiento macrista ha sido tan desaforado que incluyó la emisión disparatada de un bono a 100 años, colocación de deuda liderada por el entonces ministro de Finanzas, Luis Caputo. Recibió además un crédito stand by récord de 57 mil millones de dólares del FMI. El anuncio de Lacunza busca evitar un default descontrolado. Lo que hizo fue reconocer que impulsa una cesación de pagos ordenada.
Lacunza afirmó que el problema de la deuda es de liquidez, es decir que faltan dólares, y no de solvencia. No es así. No alcanzan los dólares y el macrismo lanzó a la economía a la insolvencia. El indicador que expone esa vulnerabilidad es la relación Deuda/PIB. Lo recibió con la cifra de 37,6 por ciento y a lo largo de estos casi cuatro años lo fue empeorando, hasta superar ahora el ciento por ciento. O sea, el total de la deuda del sector público es equivalente al Producto. Y con un horizonte inmediato de una mayor caída.
Semejante fracaso en la administración de las finanzas públicas no puede disimularse con desvaríos filosóficos y políticos acerca de los resultados de las elecciones, triste papel que tuvo Lacunza antes de declarar que el gobierno de Macri no puede pagar la deuda. La forma de maquillar el default fue presentarlo con la propuesta de extender los vencimientos de la deuda de corto y largo plazo, de legislación local e internacional.
El mensaje de la misión del Fondo liderada por el director del Departamento del Hemisferio Occidental, Alejandro Werner, cuando dejó trascender que no hay un poder político establecido para negociar, fue que en las actuales condiciones no puede haber otro desembolso del organismo, estimado en unos 5400 millones de dólares. El interrogante acerca de qué iba a hacer el FMI tuvo de ese modo respuesta. Lo que siguió fue la declaración del default.
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