El contexto suma la caída de precios internacionales, que motorizó el reclamo de las diez provincias petroleras agrupadas en la cámara Ofephi para establecer un precio sostén al barril del petróleo (el denominado “barril criollo” que funcionó durante el gobierno de Cristina de Kirchner) ante la caída de los valores internacionales. Mientras los gobernadores buscan llegar a u$s54 por barril de Brent (hoy se comercializaba en Londres a u$s34,27) para no ver afectadas sus ingresos por regalías en un escenario de caída de recaudación, las empresas refinadoras presionaban por que no superara los u$s38 para mantener márgenes ante el menor volumen, mientras las refinerías están prácticamente detenidas por el desplome del mercado interno. La paralización de las aerolíneas, uno de los grandes compradores de combustibles, también llevó a que hoy los depósitos de los refinadores estén al tope, sin despachos.
Lo cierto es que preocupa el empleo en el sector y los planes de YPF son una señal adicional que se suma a la de otras operadoras que tomaron decisiones similares en Vaca Muerta, la formación símbolo de la producción hidrocarburífera del país. "Se va a detener la producción, es algo que inevitablemente va a pasar aunque no sabemos exactamente cuándo", dijeron a este medio desde una petrolera."Hay que mirar la cadena para atrás, se cayó el consumo de combustibles, las refinerías no demandan crudo y no se sabe dónde guardarlo. El paso siguiente es cortar producción", agregaron.
El temor por la pérdida de puestos de trabajo es mayor en el sector de las pymes que aporta un 60% de los trabajadores en los yacimientos y “no tienen espalda para aguantar siquiera un mes”, como dijo Guillermo Pereyra, titular del sindicato de Petroleros Privados, quien cuantificó en unos 12.000 empleados de pymes de 400 firmas pequeñas y medianas que están recibiendo sueldos en cuotas o con descuentos. El exsenador nacional por el Movimiento Popular Neuquino añadió: “Tenemos 20.000 compañeros en la casa. Estamos hablando con las empresas. Hemos tenido una reunión virtual con la cámara empresaria buscando la forma para que el compañero no pierda su trabajo. Que reciba algo, una parte de ese salario en forma no remunerativa, y por supuesto que el sindicato garantice las prestaciones médicas, farmacéuticas, tal cual lo venían haciendo hasta ahora y sin recibir ningún aporte”.
Pereyra dijo que la negociación seguirá mañana “por videoconferencia y en una comunicación permanente con el Ministerio de Trabajo de la Nación, para no tratarlo como un Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC), porque no es el momento”. La referencia fue respecto a la Cámara de Empresas de Operaciones Petroleras Especiales (CEOPE), contratistas que trabajan para operadores, que presentó el PPC y propone pagar hasta un 50% de los salarios. Los gremios rechazaron la posición de CEOPE.
Además de Pereyra, Pedro Milla, titular de la Federación Argentina Sindical del Petróleo, Gas y Biocombustibles (FASPGyBio), dijo a Ámbito Financiero que están en negociaciones con el ministro de Trabajo Claudio Moroni para “ver cómo salimos de esta situación y que haya continuidad del proceso”. Este sindicato agrupa trabajadores de todo el país, pero sin representación en la cuenta neuquina.
“CEOPE sacó un pedido de PPC sin consultar. Nosotros lo rechazamos. Se está armando una mesa con las operadoras y sindicatos de la Patagonia para charlar por actividad y por zona. Tuvimos una teleconferencia y en los próximos días se podría mandar por escrito una propuesta”, agregó Milla. El sindicalista indicó que en Tierra del Fuego se trabaja normalmente en gas, mientras que en Salta y Jujuy hay equipos activos, aunque “una parte de los trabajadores está en su casa”. Añadió que en el norte “hay poca producción” y reclamó a los gobiernos provinciales una decisión política para impulsar el sector.
Respecto a la puja entre provincias y empresas refinadoras por el precio del barril criollo, sostuvo que es una decisión compleja, ya que las refinerías “tienen los tanques abarrotados con los equipos en circulación”. Milla explicó que no se pueden detener las refinarías ya que es un proceso complejo y que la puesta en marcha demora unos treinta días. “Conviene mantener las refinerías en marcha. Estamos justos, trabajadores. Las guardias son mínimas. La situación es delicada”, concluyó el dirigente sindical.
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