Habla del error de origen del gobierno de Mauricio Macri, apunta contra la obsecuencia de sus funcionarios, reconoce el liderazgo de Cristina Kirchner y anticipa que está dispuesto a "colaborar" con Alberto Fernández. "El kirchnerismo fue un límite, pero no tenemos que estar viviendo la vida al límite, hay que darle oportunidades", se despacha Monzó.
─¿Se sigue definiendo como macrista?
─No soy del PRO. Sigo siendo un afiliado peronista. Eso va a ser así para lo que me quede de carrera política. El peronismo o la unidad básica es el lugar de encuentro que más me ha enriquecido de mi vida, porque la heterogeneidad está en un lugar físico. Nosotros trabajamos para que Macri fuera presidente y trabajaremos con él hasta el 10 de diciembre.
─¿Y después del 10 de diciembre?
─Después del 10 de diciembre voy a trabajar para un espacio político que tenga los mismos criterios que he venido trabajando hasta la fecha. Voy a colaborar para formar una fuerza de centro, que promueva el diálogo y que termine de una vez por todas con la grieta que siempre estamos invocando pero que no hacemos nada para terminar. Voy a poner todo para que sea un espacio amplio, heterogéneo y federal, que son las cosas no hemos logrado durante este tiempo de gobierno.
─¿Ese espacio hoy no lo representa el peronismo?
─Hay una parte del peronismo que estuvo cerca, no sé si de hacer un acuerdo, pero sí del pensamiento; el que estaba identificado con los gobernadores, que siempre tuvieron una responsabilidad de administración por encima de una especulación política, siempre tendieron al diálogo y a políticas de Estado. Me gustaría que ese peronismo sea parte de una alternativa política. Como el radicalismo. Cambiemos comienza un espacio de búsqueda de identidad de las partes. Me gusta pensar en una destrucción creativa de lo que se ha construido para volverse a construir desde otro lugar, un lugar mucho más federal. El radicalismo tendrá un lugar más preponderante, porque tiene más anclaje a nivel nacional y tiene candidatos presidenciales con capacidad para competir, como Martín Lousteau y Alfredo Cornejo. Horacio (Rodríguez Larreta) puede ser una cabeza importante que surja a nivel nacional por parte del PRO y hay que ver cómo se acomoda ese peronismo de los últimos años. Debe haber un denominador común: terminar con la grieta y con los flagelos que nos vienen persiguiendo desde hace mucho tiempo.
─Hoy ese peronismo está en el Frente de Todos.
─Sí, el FdT se amplió. Ellos llevan ventaja en este sentido. Hay que ver si esta misma conformación electoral dentro del gobierno tiende a ir hacia el centro. Si eso ocurriera, creo que se van a consolidar como gobierno y espacio político. Eso es el peronismo genuinamente.
─¿Qué país le deja Macri a Alberto Fernández?
─Primero las cosas buenas: es un país insertado al mundo. Tuvo una política internacional ejemplar. Eso no debería tener vuelta atrás. Le deja un país con reglas de juego más claras, hay mucha más luz. Esto no tiene retorno y es bueno para nuestro país. Por otra parte, dejamos cuentas pendientes muy importantes que vienen de hace muchísimos años: la pobreza y la economía, en términos generales. Se necesita un acuerdo hacia los acreedores, pero también dentro del país para resolverlas. Me duele que dejamos el país con la misma confrontación que la que recibimos en 2015. Primero hay que curar esa herida y, como consecuencia de esa sutura, podremos superar las otras crisis.
─¿El peor error de Macri se llama Marcos Peña o Jaime Durán Barba?
─Minimizar en un nombre y un apellido es un error, una ligereza y estigmatiza a una persona para salvar errores conceptuales. El principal error fue con el diseño de gobierno. Marcos Peña ha sido una persona muy importante en el país y ha sido muy importante para Mauricio Macri. Marcos Peña ha mejorado mucho a la figura de Mauricio y ha aportado mucho. El poder es transferido por quien conduce el gobierno y Mauricio lo cargó en exceso, al definirlo como "sus ojos y su inteligencia". El objetivo de Marcos es cuidar a Mauricio y ese objetivo, ese error de origen, marca los errores siguientes. Hace que los gobiernos tengan un perfil más de cortesanos que de gente que legitima políticamente. Ese error te lleva aislarte de la sociedad y aislar al presidente o al jefe de la realidad, porque la perdurabilidad de todos sus funcionarios depende más del humor de quien manda que del humor de la gente. Por lo tanto, termina siendo un gobierno de obsecuentes. El Presidente no se rodeó de gente que tuviera legitimación política propia, que trajera un prestigio anterior frente a la sociedad, que discutiera las órdenes. Los funcionarios de este gobierno casi en un cien por ciento ─salvo Rogelio (Frigerio) y Patricia (Bullrich)─ dependen del poder de turno, siempre tendieron a mirar más al jefe que a la gente. Esto lo llevó a aislarse y a creer que una semana antes de las PASO podíamos ganar la elección. Y eso nos llevó a que 12 de agosto y durante 10 días viéramos a un presidente desnudo que le endilgaba a la sociedad la responsabilidad del resultado electoral. Vimos a un presidente enojado, porque llegó a una situación tan virtual y la realidad fue tan contundente que no lo pudieron aceptar. Ese es el error principal.
─Pero Durán Barba tuvo mucha influencia en las decisiones del Presidente.
─Tiene un discurso muy malo para el país y muy cómodo para este esquema de poder. El discurso de él es que no es necesaria la intermediación política, lo vincular. Cree que esto se resuelve con las redes y la tecnología, que se resuelve del centro hacia la periferia, pero las responsabilidades son del presidente y de los funcionarios.
─¿Lo decepcionó Macri?
─(Hace una pausa larga) La decepción tiene que ver con el origen. En 2015 mi ilusión era formar un gobierno más amplio, integrar a ese peronismo que colaboró en el Congreso para formar una tercera vía y superar la grieta. En eso sí me decepcionó. La estrategia de Duran barba es la grieta, es blanco o negro, es sostener a Cristina Kirchner como la persona que define la elección a favor o en contra. Sin lugar a dudas, Cristina es la figura más trascendente de los últimos 10 años. En 2015 nosotros llegamos al gobierno producto de esa figura, de los que querían a esa figura y de los que no la querían. Algunos creyeron que llegaron porque eran mejores.
─¿Por qué Macri creció tanto de las PASO a las generales?
─Fue un balotaje anticipado. Esta elección nos invita a reflexionar sobre el sistema de las PASO. Hay que achicar los plazos con las generales y eliminar la obligatoriedad de las primarias. Hubo meses con un presidente virtualmente electo. Macri se presentó como un opositor y Alberto Fernández se invitó a la prudencia. Se tergiversó el sentido de esta votación.
─De todas las veces que no lo escucharon, ¿cuál fue la peor?
─No creo que pase por mí...
─La diputada Carla Carrizo dijo que si lo hubiesen escuchado, seguiría gobernando Cambiemos.
─Es contrafáctico. Le agradezco a Carla y a Martín (Lousteau). Ellos también pedían ampliar el espacio y no fueron escuchados. Lo más grave es el error de origen y no querer escuchar.
─Usted en 2015 propuso que Sergio Massa fuera el candidato a gobernador. ¿Hubiera sido un mejor contrapeso para Macri que Vidal?
─Massa le hubiera dado un activo en otro sentido, hubiera implicado una apertura política en nosotros. Eso hubiera cambiado el problema de origen que acabo de describir. Esa apertura no estuvo los 4 años. Massa nos ayudó mucho los 2 primeros. Me hubiera gustado que eso derivara en un gobierno mucho más amplio con la incorporación de estos actores.
─Carrió (socia fundadora de Cambiemos) también se negó a ampliar la base de sustentación política.
─Ampliar la base implica generosidad. Incorporar gente con prestigio y peso político propio implica que tu peso político va a ser menor. Es algo físico. Hay actores, y éste es un caso y hay muchos otros en el mismo esquema de cortesanos, que son mezquinos al ingreso de gente con ese volumen. Ha sido un espacio que cada día que pasó más se cerró y fue más reacio a la incorporación de nuevas figuras políticas.
─En el viaje hacia el centro, ¿Carrió tiene lugar?
─No lo sé, a partir del 10 de diciembre puede cambiar su postura y tener amplitud.
─La elección de Bullrich como presidenta del PRO tampoco parece ir en esa dirección.
─(Hace una pasa larga) El PRO va a buscar ser más PRO; la UCR, más UCR; y la CC, más CC. Este espacio no tiene una entidad superadora de las partes y en ese sentido Mauricio Macri hoy es la única entidad superadora por el cargo que ha ostentado. Tendría que quedarse en ese lugar y ser el faro – no el conductor- hacia 2023. No tendría que meterse en el PRO. Producto de la crisis, vamos a ver a las partes buscando su propia identidad. Vamos a ver cuánto tiempo dura eso. Hay que trabajar para que se conviertan en una alternativa política. Ahí comienza un proceso que implica generosidad de las partes para poder sumar a determinados actores peronistas como Juan Manuel Urtubey y Graciela Camaño. Si logra ampliar ese perfil será una alternativa lógica para 2021 y también para el gobierno que viene.
─¿Macri puede volver a conducir ese espacio?
─Me gustaría que Macri estuviera por encima de las partes y que ayude a la nueva generación política a gobernar a partir de 2023. Me hubiera gustado que tuviera ese rol en esta última elección . Era la persona ideal para hacer el traspaso de una generación a otra y me parecía ideal que lo hubiese hecho desde la presidencia. Algo parecido hizo Cristina Kirchner del otro lado. Cristina fue inteligente, amplió su espacio, incorporó a Sergio (Massa). Hubo gestos distintos que lo llevaron al triunfo. Si Mauricio se hubiera anticipado, seguiría gobernando Cambiemos.
─¿El poder lo va a tener Alberto Fernández o Cristina Kirchner?
─El presidente va a ser Alberto Fernández y el poder lo tiene él.
─¿Qué le pasa cuando Alberto F. dice: “me siento muy cerca de Monzó”?
─Tengo una muy buena relación con él. Antes de todo este proceso, hablamos de la unidad nacional de cómo podemos ir construyendo puentes entre las partes y terminar con esta confrontación permanente. Eso es lo que nos une. Mi expectativa es que Alberto tiene la oportunidad. El respeto es mutuo.
─¿Aceptaría un cargo?
─En este momento quiero irme a mi casa, disfrutar de mi familia, abrir una consultora con mi amigo Nicolás Massot. La política merece una pausa, no podemos estar siempre vigentes. Pero si el objetivo es éste, estoy para colaborar con todos. Voy a colaborar en todo lo que pueda para que Alberto Fernández tenga éxito, porque eso va a hacer que vivamos mejor todos.
─¿Qué es lo que le impide volver al peronismo?
─Nada.
─¿Por qué no quiere volver al PJ entonces?
─No es que no quiero volver. Quiero volver a mi casa porque hace mucho que no estoy. No tengo ninguna decisión de ir a ningún lado. Si armamos una alternativa política buscando los valores que acabo de describir, estaré ahí y si no estaré en mi casa.
─¿El kirchnerismo es un límite para usted?
─Fue un límite, pero no tenemos que estar viviendo la vida al límite, hay que darle oportunidades. El kirchnerismo se está diluyendo como tal; se está armando una fuerza política que está superando al kirchnerismo en su esencia. Esto es evolución, no quiero poner límites porque eso nos impide el diálogo. En Diputados nunca tuve un límite para dialogar; tengo un diálogo permanente con Máximo Kirchner, con Wado de Pedro y un respeto hacia ellos como dirigentes políticos. Ponerse límites es una barrera que nos llevó a lo que estamos viviendo en la Argentina, basta de límites. Lo que viene va a buscar lo contrario. El sentido del próximo gobierno va a ser la búsqueda del diálogo.
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