En lo que va del 2018, se acumula un retroceso del 1,9% frente al mismo período del 2017. En la actualidad, el sector sólo está trabajando con el 58,6% de su capacidad instalada. El dato positivo es que, en comparación con septiembre, se registró un aumento de 5,6%.
De acuerdo con CAME, los factores que explican esta baja son: la falta de liquidez del mercado, la baja calidad de la cadena de pagos, las tasas de interés excesivas y las dificultades para repagar los pasivos complican el negocio de las Pymes.
Las bajas más acentuadas se dieron en “Calzado y marroquinería” (-15%), “Productos de caucho y plástico” (-10,8%), “Productos de madera y muebles” (-10,4%), “Papel, cartón, edición e impresión” (-8,5%), “Productos de metal, maquinaria y equipo” (-7,3%), “Material de transporte” (-3,3%), “Productos textiles y prendas de vestir” (-3,3%) y “Productos eléctrico-mecánicos, informática y manufacturas” (-2,5%). Por su parte, la producción de “Productos químicos” no tuvo variación. En cambio, crecieron la “Industria alimenticia” (0,1%) y “Minerales no metálicos” (1,6%).
Por otro lado, el informe detalla que volvió a mejorar la proporción de industrias con rentabilidad positiva: 36,3% frente a 32,1% en septiembre y 28,9% en agosto. Aún así, el porcentaje de industrias con rentabilidad negativa y nula sigue siendo alto. Incluso, muchas empresas han achicado sus negocios, suspendido personal y reducido costos de todo tipo para sostenerse.
En lo que respecta a futuras inversiones, solo 3 de cada 10 industrias tienen planeadas hacerlas en los próximos tres meses.
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