Rodriguez Ponte era uno de los candidatos firmes para ocupar el Juzgado N 5 de Comodoro Py, que quedó vacante tras la salida de Norberto Oyarbide. Durante meses, era número puesto para ese cargo pero, como diría el presidente, “pasaron cosas”. Rodriguez Ponte fue durante años secretario del juez Ariel Lijo. Cuando Macri decidió el traspaso de la oficina de escuchas a la Corte Suprema, el eje de poder de Comodoro Py lo conformaban Ricardo Lorenzetti, Martín Irurzun y el propio Lijo. El armado de la oficina de escuchas muestra como repartieron los cargos. Irurzun fue designado como su conductor en un concurso del cual no constan pruebas y ofreció cargos a los demás jueces federales, que en su mayoría colocaron parientes o conocidos sin experiencia. Lijo, por su lado, puso a su mano derecha, Rodriguez Ponte, al frente del día a día de ese organismo. Las vacantes restantes quedaron para Daniel “Tano” Angelici y una de sus espadas judiciales, el consejero de la magistratura Juan Bautista Mahiques.
Cuando, hace unos días, Macri optó por María Eugenia Capuchetti para reemplazar a Oyarbide, los medios oficialistas dieron por hecho que Rodriguez Ponte sería nombrado en el juzgado federal de Lomas de Zamora. Ahora Macri confirmó esa intención.
Desde la oficina de escuchas, Rodriguez Ponte tuvo a su cargo la información sensible vinculada a causas judiciales que involucran a CFK y otros ex funcionarios. Cuando las filtraciones se hicieron tan obscenas que hubo que dar explicaciones, Rodriguez Ponte invitó a determinados periodistas a recorrer las instalaciones de la oficina de escuchas. Fue para peor. En un especial para Telefé, Rodriguez Ponte condujo a Rodolfo Barili por el edificio. Entre otras irregularidades, Rodriguez Ponte llevó a Barili a la Subdirección de escucha directa. “Es el único lugar de la dirección donde a requerimiento judicial nosotros podemos escuchar”, le contó. Lo que mostraron fue una pantalla de una computadora con un listado de números de celular y la palabra Operativo entre paréntesis. Eran los que estaban intervenidos. “No se puede mostrar las pantallas con los números telefónicos intervenidos que se están escuchando en forma directa. Ahí se rompió la confidencialidad. Los números telefónicos es el tema más delicado, lo que más hay que cuidar, acá los filmaron”, indicó por entonces la fiscal Cristina Caamaño al El Destape. La fiscal Caamaño precedió a Rodriguez Ponte en el cargo. Como dato de sus gestión, es que nunca se filtró una escucha mientras ella estuvo a cargo del organismo. Rodriguez Ponte no puede decir lo mismo.
Durante la gestión de Rodriguez Ponte y bajo la batuta de Lorenzetti e Irurzun, esa oficina que en un principio se limitaba a hacer escuchas telefónicas con orden judicial se transformó en una mini SIDE que multiplicó su presupuesto de forma exponencial y firmó convenios con distintos organismos del Estado que manejan bases de datos con información sensible.
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