El testigo, suboficial sonarista de una de las Corbetas de la Armada Argentina que participó en el operativo de búsqueda y rescate del submarino, declaró que el martes 21 de noviembre de 2017, desde su embarcación escucharon, registraron y grabaron "unos golpes de casco" y una detección en el registro del sonar "que reunía muchas condiciones para ser un submarino".
La declaración fue aportada a la causa por la jueza federal de Caleta Olivia, Marta Yáñez, y se volcó en el expediente el 16 de abril, aunque recién se dio a conocer este lunes por medio de Infobae, que tuvo acceso a éste.
"El golpe de casco se hace con algún elemento metálico fuerte. No seguía un ritmo para que nosotros pensemos que fuese un motor o algo, y ningún animal puede hacer un sonido de ese tipo", aseguró el sonarista, que tiene su identidad preservada por miedo a represalias de las Fuerzas Armadas.
Además, afirmó que, si bien el Comando de Adiestramiento y Alistamiento (COAA), en ese momento a cargo del Contraalmirante Luis Enrique López Mazzeo, envió al destructor Almirante Brown "para que corrobore el posible contacto (con el ARA San Juan) porque tiene mejor sonar”, mientras que a ellos les “solicitaron que” se corran “del lugar".
El sonido finalmente fue descartado ya que no se consideró que podría ser un posible llamado de socorro de los 44 tripulantes, y ambas naves fueron retiradas de la zona, mientras que se envió el material para ser analizado en Estados Unidos.
Si bien en primera instancia “lo califican como posible submarino”, el capitán y vocero de la Armada, Enrique Balbi --quien nunca informó sobre este posible contacto--, le aseguró que los sonidos en verdad “fueron mini drones americanos que supuestamente están ahí para medir condiciones meteorológicas”.
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