En el marco de una conferencia de prensa en la que abordó distintos temas, el ministro más poderoso de Cambiemos dejó en claro que el oficialismo no pretende una recomposición de la pérdida de poder adquisitivo de los dos últimos años para los trabajadores. Peña afirmó que van a trabajar “como siempre en el marco de paritarias libres”, para lograr la nueva meta de inflación “sin perjudicar al trabajador en su salario real”.
Según un estudio de la Universidad Metropolitana del Trabajo (UMET) difundido la semana pasada, los sectores con empleo formal todavía están lejos de recuperarse del derrumbe en sus ingresos producto de la devaluación y cambio de modelo económico de impuesto por Cambiemos. Las estimaciones del Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET) de la UMET muestran una recuperación de 2,3 por ciento (hasta noviembre) frente al mismo período del año anterior. Esa tímida mejora fue insuficiente para revertir la retracción experimentada durante el primer año de gestión, cuando la caída fue del 5,3 por ciento.
Otros estimadores, como el del centro de estudios de la CGT, sostienen que la inflación de 2017 es del 27,2 por ciento, por lo que lejos de recuperarse el año pasado también hubo una pérdida del poder adquisitivo del salario. “El Gobierno había hecho un calculo de una inflación del 17 por ciento para 2017 y terminaron en el 25, según el Indec”, subrayó Plaini, para quién las políticas económicas para frenar la inflación “evidentemente no le han dado ningún resultado”.
Desde la Corriente Federal de Trabajadores (CFT), que encabeza el bancario Sergio Palazzo, también criticaron la intención de poner un techo a la negociación. “El Gobierno fija ese número y entonces predispone a todos los empresarios para decir ‘no salimos de eso’. Si volvemos a ésta lógica que ya tuvimos en la historia argentina de ajustar los salarios para bajar la inflación, el escenario va a ser muy conflictivo”, advierte Héctor Amichetti, de la Federación Gráfica Bonaerense. El referente de la Corriente Federal sostiene que antes que por las paritarias de 2018, los gremios todavía están preocupados por que se aplique la cláusula gatillo que se incorporó a los convenios colectivos. En el caso de los gráficos implica una brecha del 22,7 al casi 25 que fue la inflación oficial.
“El brutal aumento de tarifas del gobierno marca la pauta paritaria que vamos a exigir”, señaló ayer por la mañana Hugo Yasky, secretario general de la CTA de los Trabajadores. El diputado nacional acompañó esa frase en su cuenta de Twitter con un titular de un diario en el que se anticipa que a partir de febrero “sube el transporte, la luz, el combustible y las prepagas”.
La discusión sobre las paritarias se producirá, además, en un contexto convulsionado para la CGT, que se encuentra inmersa en una profunda discusión por la renovación de su conducción, hasta ahora en manos de los triunviros Héctor Daer, Carlos Acuña y Juan Carlos Schmid. Los sectores más combativos representados por el moyanismo, parte de la Unión Obrera Metalúrgica y la Corriente Federal reclaman abandonar la posición más “dialoguista” con el gobierno nacional ya que consideran que la estrategia utilizada hasta ahora no ha dado resultados.
A ese escenario se le suma el debate postergado sobre la reforma laboral, que ayer el Ejecutivo volvió a poner sobre la mesa, aunque dado el conflicto interno que se abrió al interior de la CGT, abrió la posibilidad de discutir nuevos cambios al proyecto presentado en el Congreso a partir del inicio de sesiones legislativas de marzo. “La reforma trató de ser una imposición. Entre las primarias del agosto y la elección de medio término hablábamos de otra cosa pero con los resultados el macrismo se envalentonó”, señaló Plaini.
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