Apple presentó su nuevo tanque de batalla, el teléfono insignia que todos los fanáticos de la manzanita van a querer tener: el iPhone X.
Pero enfrente tiene un rival coreano que quiere quedarse con la corona de "teléfono más poderoso y deseado del mundo": Samsung con su Galaxy Note8.
Se parecen mucho. En diseño, con un frente que es todo pantalla; en las características especiales como identificador de rostro o cámaras dobles con enfoque selectivo. Y en un dato clave, histórico, y doloroso para los bolsillos de los que quieren tenerlos: el precio. Ambos equipos rompieron una barrera que parecía enfocada solamente a las computadoras. Cuestan mil dólares.
¿Valen la pena? ¿Me conviene el Note8 o el iPhone X? ¿Si tengo un Nokia 1100 debería comprarme uno de estos? Todas estas cuestiones en lo que hace mucho ya dejó de ser un simple aparato para comunicarse.
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