Este diario recorrió los comercios gastronómicos donde se repite una imagen: salones prácticamente vacíos y mozos en las puertas aguardando el ingreso de algún cliente. Todos coincidieron en señalar que el volumen de ventas y afluencia de público tuvo una caída importante en los últimos meses. Algunos marcaron que desde octubre del año pasado se acentuó esta tendencia. "Cada día es peor la situación. De lunes a viernes no viene casi nadie y los findes muy poca gente. Incluso hay días en los que no hacemos nada”, reveló un mozo de 40 años de experiencia de un histórico bar de calle República.
Otro de los puntos en los que se nota la crisis es en el servicio de cafetería que prestan los bares y algunos restaurantes. Es que históricamente hubo grupos de personas que se juntaban a tomar entre 2 y 3 cafés cada uno durante la mañana mientras conversaban. "Ahora te toman un café en toda la mañana, y a veces te piden que les fíes (sic) porque son clientes de muchos años”, comentó el trabajador y agregó que si bien vivió otras crisis económicas durante su vida laboral, "nunca hubo una como la de ahora”.
Otro experimentado mesero, quien pide ser nombrado como "Pingüino”, apodo por el que todos lo conocen desde hace más de 20 años, comentó que en las semanas previas a la Fiesta del Poncho ya se veían las mesas llenas y los restaurantes no daban abasto. Lamentó que haya muy pocos turistas durante gran parte del año y que los que llegan "vengan de pasada”.
Una de las nuevas características que tienen los pocos clientes actuales es que buscan precios, ofertas, cuestión que antes no pensaban a la hora de salir a comer. "Antes no se fijaban los gastos. Ahora todos preguntan si se pueden compartir los menús o qué alternativas económicas hay”, comentó.
En lo que todos coinciden es en opinar que durante la Fiesta del Poncho la situación será mejor, pero lamentan que solo serán 10 días o a lo sumo dos semanas, en las que piensan que trabajarán intensamente, y que luego volverán a la realidad actual.
En crisis desde el 2010
Por su parte, Roberto Brunello, quien fue presidente de la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina (FEHGRA) hasta el año pasado, y es propietario de 3 emprendimientos gastronómicos en Catamarca, coincidió en que se está viviendo una crisis "porque la gente dejó de salir a comer por priorizar sus necesidades”. Comentó que "esta es una más de las crisis que se vivieron siempre, pero hay que tratar de que pase lo más rápido posible”.
Si bien dijo que no se están dando despidos masivos, "hay varios comercios gastronómicos que están a la venta, lo que significa que algo pasa”. Igualmente comentó que desde el año 2010 ya se detectó una caída leve en el sector con caída de rentabilidad, consumo y los aumentos de precios para un rubro que debe comprar insumos a diario que aumentan constantemente. A eso se le suma la presión de los impuestos y la informalidad que lleva a la competencia desleal.
Brunello explicó que se trata de mantener al personal porque hay fechas claves como el Día del Padre, Fiesta del Poncho y "los negocios que están ordenados no pueden estar tomando y despidiendo gente constantemente, eso lo hace la informalidad. Porque aparte así se cae la calidad del servicio”. Definió como "muy compleja” la realidad que atraviesan los restaurantes.
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