Al rededor de las 17, el horario pactado, el Obelisco aparece despoblado de mujeres y plagado de hombres. Curiosos que sacan fotos a las dos o tres manifestantes que lucen sus pechos. El Tetazo -parece- no logró su objetivo. "Está lleno de pajeros. ¿Qué te sorprende? Son pa-je-ros", dice Lola Cufré, una de las impulsoras de la marcha, que germinó después de la expulsión de tres mujeres que hacían topless en una playa necochense.
Son pequeños grupos dispersos, de dos o tres mujeres, que exponen su cuerpo, rodeadas de hombres, periodistas y reporteros gráficos. Sofía, una de las primeras en llegar, asistió a la marcha junto a su novio, Mateo, también él en cuero. "Él vino conmigo a apoyarme", cuenta Sofía. He ahí la disyuntiva de la manifestación: hombres que fueron a mirar – hombres que fueron a apoyar.
"Manga de pajeros, manga de pajeros", "Fuera, fuera, fuera, macho, fuera", son algunos de los canticos. El grado de violencia sube a medida que también incrementa el nivel de convocatoria. Sin distinguir causas de asistencia, varias de ella increpan y empujan hasta liberar la zona de hombres.
Al enunciado le siguen otros en repudio al presidente Mauricio Macri, uno de los principales apuntados, y consignas antimachistas. La misma chica que comandaba los cánticos comenta a este medio que "la marcha es solo para mujeres". Que no tiene problema con los hombres que vienen a apoyar, pero que el foco de la protesta no es otro que reivindicar el derecho de la mujer a mostrar su cuerpo.
La hostilidad vuelve cuando varias de las manifestantes interceptan un patrullero, lo pintan y se suben arriba del capó. Se escuchan enunciados en favor del aborto, cánticos en contra de la violencia machista, en contra de Macri, en contra de la Iglesia, se ven carteles que reivindican la posibilidad de mostrar el cuerpo sin por eso ser cuestionada o detenida. La confusión reina en las inmediaciones del Obelisco. La cantidad y variedad de consignas, de tan abarcativa y disímil, desconcierta.
No hay comentarios.