La empresa Soft Demand abrió unas cabinas con salas privadas, insonoras, para sumergirse en una experiencia inmersiva de realidad virtual pornográfica.
En Akihabara, una zona comercial de Tokio, abrieron esta sala, en la que el usuario recibe anteojos de realidad virtual para ver un film XXX grabado para esta plataforma.
Una sesión dura una hora y vale poco más de seis dólares. Si querés la experiencia de día completo el precio es de 36 dólares.
Las salas en realidad son pequeños cuartos, para que cada "espectador" pueda tener "privacidad". Pero la idea tan pionera carece de lujo o comodidad. Hay una computadora, micrófono y Webcam, teclado, mouse y una pantalla, no tan grande. El equipo va acompañado de un casco de realidad virtual para poder disfrutar del "servicio".
No se sabe con precisión que tipo de utensilios utilizaran para desinfectar las cabinas (o si es que lo harán), lo cierto es que están siendo pioneros en una idea por demás controversial.
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