El ministro de Energía, Juan José Aranguren, se reunió en la mañana con los petroleros, pero tras no alcanzar un acuerdo, habrá otro encuentro a las 17 para intentar acercar posiciones.
El aumento de las naftas y el gasoil en las estaciones de servicio ya fue anunciado para hoy por el Gobierno, pero ahora imponen la condición de que se firme este convenio. Ante esto, intenta usarlo para presionar a las petroleras y conseguir una baja en el precio del barril criollo de petróleo.
Ese barril tiene un precio promedio de unos U$S 60 y el Gobierno pretende que descienda al mismo nivel que el barril internacional de "light sweet crude" (WTI), que este miércoles ganaba 32 centavos y alcanzaba los U$S 51,14 en los contratos para entrega en febrero en el mercado de Nueva York.
El Gobierno, las provincias que integran la Ofephi, las empresas y los gremios ya había iniciado conversaciones para armar un cronograma para que el barril de crudo local converja al precio internacional. Sin embargo, el esquema se trabó.
Esa diferencia que ronda los U$S 9 a favor del petróleo argentino había sido acordada en su momento por el kirchnerismo para garantizar ingresos a las compañías y que no despidieran trabajadores, pero ahora la administración Cambiemos quiere "normalizar" el mercado.
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