El mes pasado, los bienes subieron en forma mensual un 2,2 por ciento, mientras que los servicios lo hicieron en un 2,7 por ciento. En la comparación anual, los bienes avanzaron un 20,9 mientras que los servicios lo hicieron un 34,1 por ciento. La llamada “inflación núcleo”, que excluye a los precios regulados, como las tarifas, midió un 2,6 por ciento en marzo, más que el IPC general. Este indicador suele ser citado por el Gobierno para justificar que la inflación está bajando en el subsuelo de la economía. Sin embargo, ni ese argumento le queda en pie al oficialismo. “El IPC núcleo mostró la mayor variación desde que se publica el IPC Nacional. La aceleración preocupa, ya que sobre este indicador opera principalmente la política monetaria del Banco Central. Durante los primeros tres meses de 2018, la inflación núcleo trepó 6,3 por ciento, más de un punto porcentual por encima del incremento registrado por dicho índice en el primer trimestre de 2017 (5,2 por ciento). La variación interanual del IPC Núcleo pasó de 21,1 por ciento interanual en diciembre de 2017 al 22,4 por ciento interanual en marzo de 2018”, señaló en su informe de ayer la consultora Ecolatina. La aceleración de la inflación núcleo se explica por la mayor devaluación del dólar que se registró desde diciembre del año pasado.
La inflación de marzo estuvo dominada por alimentos y bebidas, con el 2,3 por ciento en la medición nacional. La suba estuvo por debajo de la media en el caso del Gran Buenos Aires (2,0 por ciento) y por encima en Pampeana (2,6), Noreste (2,5), Noroeste (3,1) y Patagonia (3,1 por ciento). Casi medio punto porcentual de la suba general de precios durante el mes pasado se explicó por el movimiento de los alimentos y bebidas.
A nivel de productos, hay numerosos casos de incrementos que superaron el promedio del rubro. Según el informe oficial, la harina de trigo 0000 subió un 2,6 por ciento mensual, mientras que el arroz blanco simple lo hizo en un 2,7 y los fideos secos tipo guiseros, un 3,7 por ciento. Entre las carnes, al asado subió 2,7; la paleta, un 3,9; el cuadril, un 3,0; la nalga, un 3,2; el pollo entero, 4,5 y el filet de merluza, un 4,3. El azúcar subió un 3 por ciento y la sal fina, 4,5 por ciento.
Otro medio punto de inflación vino por el lado de las prendas de vestir, que avanzaron un 4,4 por ciento por la inauguración de la temporada invierno. En la comparación anual, las prendas de vestir y calzado muestran una suba del 17,4 por ciento, bien por debajo del promedio del 25,4 por ciento, lo cual es consistente con un mercado interno relativamente estancado y con el fuerte avance de la ropa importada desde Asia.
El capítulo de educación subió un 13,8 por ciento en marzo frente a febrero a partir de las cuotas de los colegios privados. A diferencia de las prendas de vestir (y de los bienes en general), cuyos precios deben arbitrar frente a los importados, los servicios cuentan con mayor margen de maniobra en ese sentido. Por ejemplo, el rubro de educación según el Indec creció en el último año un 33 por ciento, por arriba del promedio.
En el primer lugar de la suba interanual está vivienda, agua, gas y electricidad, por la política de tarifazos de los servicios públicos que lleva delante el Ministerio de Energía. El avance interanual de este capítulo es del 48 por ciento, y del 0,6 por ciento en relación a febrero. Un reciente informe del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad de Avellaneda advierte que desde inicios de 2016 se verifican incrementos acumulados promedio del 920 por ciento en energía eléctrica, 930 por ciento en gas natural y del 683 por ciento en agua.
El capítulo de comunicación subió un 2,7 por ciento apuntalado por la telefonía celular. Equipamiento y mantenimiento del hogar subió 4,5 por ciento, salud lo hizo en un 1,3 por ciento y transporte, 1,8 por ciento.
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