Haciéndole honor a su apellido, Tamara Bella (28) luce toda su belleza en las playas de Las Grutas, en la provincia de Río Negro. La rosarina, que el último año fue noticia por el romance con Matías Alé, se luce como actriz en Felices los cuatro, comedia que lleva adelante con Ivo Cutzarida, Jimena Capristo, Gustavo Conti y elenco. De curvas descomunales, Tamara es la estrella cada vez que deja su departamento para hacer playa.
–¿Cómo viene la temporada teatral?
–Espectacular, gracias a Dios. La gente nos elige y estamos muy contentos con lo que nos está pasando. La de Las Grutas es una plaza que sigue creciendo, que no le tiene que envidiar nada a ninguna otra. Acá te cruzás con mucha gente que te va a ver y te dicen que fueron más de una vez porque se divirtieron un montón. Eso es un mimo para el alma. De hecho vamos a seguir hasta el 4 de marzo por el éxito que tiene la obra.
–Decís que te cruzás con la gente, ¿podés ir a la playa?
–Vivo enfrente de la playa, así que voy todos los días. Soy fan del mar y no me pierdo un día. Dependiendo del clima, me meto o no, pero voy siempre. La gente te conoce, pero es muy respetuosa, más que una foto no te pide. Aprovecho para tomar sol, para disfrutar.
–¿Te acompañó tu hija?
–Sí, vino unos días. Ella es súper buena, educada y le encanta acompañarme. En el teatro ayuda con las luces, se siente parte y con mis compañeros también se lleva muy bien. Ellos la hacen parte, la integran, ya que la quieren más que a mí.
–¿Cómo te llevás con el padre de tu hija?
–Súper bien. Hace muchos años que no estamos juntos, pero funcionamos muy bien como padres. Es más, él viajó hasta acá para verla y estuvieron una semana juntos.
–¿Y ahora estás en pareja?
–Por ahora no. Tampoco es que estoy buscando o algo por el estilo. Es un momento de mi vida en el que prefiero disfrutar de mi hija, de mi trabajo, de esto que marcha tan bien.
–¿Con Matías Alé cómo sigue la relación?
–Seguimos hablando todos los días, nunca se cortó el diálogo y la buena relación. Nosotros nos distanciamos por cuestiones laborales, porque sabíamos que no nos íbamos a ver en todo el verano, no porque pasó algo en particular. El tiempo dirá cómo nos encuentra de acá a unos meses. Sabemos que volvamos o no, nos vamos a amar para siempre.
–¿Qué buscás en un hombre?
–No busco algo en particular. No me interesa que sea musculoso o cosas así. Necesito admirar a la persona para enamorarme. El hombre me atrapa desde ese lado, más que desde un cuerpo tallado. Si se dan las dos cosas, bienvenido, pero no es lo principal. Envase sin contenido no me va.
–¿Siendo madre soltera es más complicado conocer hombres?
–La verdad que no. Mi hija es mi motor, y cuando elijo a alguien primero tiene que aceptarlo ella; si no, no hay chances de que continúe con la relación. Ante todo amo mi vida como mamá. Siempre me presento como un combo: somos mi hija y yo. Con el tiempo les cuesta más despegarse de mi hija que de mí.
–¿Y en la vida cotidiana cómo funciona el rol de madre soltera?
–Es que debo ser una persona particular porque, por ejemplo, no me gusta salir mucho a boliches o hacer esa vida. No es que me estoy perdiendo de algo por ser madre. Al contrario, me permito vivir otras cosas. Ser mamá me cambió la vida y administro bien el tiempo.
–Se habla mucho de acoso, muchas mujeres del medio se están animando a contar malas experiencias, ¿cómo lo vivís?
–Me pasó muchas veces que me bajaran de un trabajo por no hacer casting sábana… Incluso, con un productor, más que sábana era frazada, porque se quería poner de novio, pero jamás acepté. Creo que la dignidad es todo. Siempre voy a estar con el que yo quiera y no con el que a cambio me ofrezca un trabajo. No voy a dar nombres, pero sí me pasó. Por el camino digno también llegás. Te cuesta el doble, pero se puede.
–¿Qué consejo le darías a tu hija si quiere seguir tus pasos?
–Ella hizo muchas publicidades de chiquita y me súper acompaña, pero lo de ella es la danza. Estudia con Flavio Mendoza danza sobre telas y acrobacia. Es lo que más le gusta. El único consejo que le doy es que con la verdad y la honestidad se llega a todos lados. Por otra parte, le marco lo que está bien y lo que no. Ella está al tanto y sabe bien que lo que acurre arriba de un escenario, en la tele, es un personaje, una actuación.
–¿Te gustaría ir al Bailando?
–Sí, por supuesto. Sería otro paso adelante. Todo lo que sea trabajo, bienvenido. Sé que en el programa te exponés, pero creo que me divertiría mucho. Además siento que tengo mucho para aportarle.
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