El excolumnista de La Nación está allí desde Navidad, con la sola interrupción del jueves 28 de diciembre, cuando anunció en conferencia de prensa la postergación del objetivo de tener una inflación de un dígito en el 2020 y elevó la de 2018 a un 15%. Luego de ese pequeño receso, retornó a Uruguay.
La imponente "chacra" está ubicada en un lugar más que estratégico: a sólo tres cuadras de La Huella, el parador más top. Sus paredes de madera recién lustrada, levantadas sobre una base de hormigón, hacen que se destaque por sobre el resto de las construcciones clásicas que la rodean. Según ese medio, "no hay persona que no levante la mirada y haga algún comentario positivo al pasar por el frente del nuevo hogar de la familia Dujovne".
A diferencia de Alfonso Prat-Gay, su antecesor, que pretendió agrandarse y terminó saliendo del gabinete, Dujovne se dedicó a construir de a poco su espacio. Y si bien aún es uno más de los veinte ministros, logró escalar en la carrera de los "apreciados".
En lugar de seguir con sus agresiones en Twitter o su alto perfil en los medios, como ministro apostó a un perfil relativamente bajo. Incluso lo fue bajando más, ya que al principio intentó ser el comunicador de la economía y terminó anunciando cifras falsas de creación de empleo. Tras ese fallido, se llamó a silencio y con el tiempo los datos le empezaron a dar la razón. Además, ayudado por el blanqueo de capitales que diseñó Prat-Gay y por el rebote económico, sobrecumplirá las metas fiscales del 2017.
Cabe recordar que a finales de julio del año pasado, Dujovne presentó su primera declaración jurada como funcionario público. En ella, detalló que casi el 90% de sus bienes, unos $74 millones, están radicados en el exterior. La revelación despertó una polémica que creció cuando se conoció que otra quincena de ministros también tenían parte de sus fondos en el extranjero.
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