El dato fue revelado por el matutino Ámbito Financiero, que remarcó que la estrategia para bajar la inflación es negociar salarios a la baja, mientras mantiene la emisión monetaria en un ritmo del 35% de crecimiento interanual y tasas de interés altas, cercanas al 30 por ciento.
Desde la Casa Rosada proyectan aumentos salariales en torno al 10 por ciento en el 2018. Pretende agregarle cláusulas de productividad, en donde los aumentos sean mayores solo si la empresa produce más.
El incremento va en línea con la meta de inflación del año próximo, que oscila entre 8 y 12 por ciento. Se trata de una política que el Gobierno viene incumpliendo por mucho desde que asumió en la Casa Rosada. En 2016, cuando proyectaba hasta un 25 por ciento de incremento, el alza de precios fue del 40 por ciento, unos 15 puntos más. Este año, la suba planeada era entre 12 y 17%, pero en 10 meses ya acumula 19,4% y se espera que llegue al 22 o 23, según los aumentos de servicios públicos que se avecinan.
Este año, los acuerdos paritarias se firmaron por arriba del 20 por ciento con cláusula gatillo, como la que se activó en la paritaria de los bancarios.
"Nosotros queremos que las paritarias tomen la meta (inflacionaria) y agreguen las ganancias de productividad que tuvieron. Que las empresas paguen los salarios que pueden pagar sin afectar su competitividad", confesó el secretario de Hacienda, Sebastián Galiani.
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