El dato surge de un informe del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav), en base a datos de la Asociación Mundial de Manzanas y Peras.
El estudio explica que los principales motivos de la caída son el aumento de los costos internos y la pérdida de mercados en manos de las principales competidores del país, como Chile, Brasil, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda.
Los productores se habían movilizado a fin del año 2016 reclamando que no podía realizar la cosecha, debido a que no podían venderla a un precio que pudiera absorber los costos. El problema además era que no podían aumentar los precios, debido a que el Gobierno permitió la importación de frutas de otros países como Chile.
El informe de la Undav sostiene que por cada kilo de manzana el productor recibe $ 4,2 cuando el precio en góndola alcanza los $ 48, lo que significa una diferencia de 11,5 veces entre lo que percibe el fruticultor y lo que paga el público. Lo mismo sucede con las peras, que por cada kilo el productor recibe $ 3,3, al tiempo que el consumidor paga $ 31,2, es decir, 9,5 veces más.
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