Bullrich empieza el 2017 con una gestión cuestionada. Durante el primer año se sucedieron la triple fuga; la operación contra el titular de la Aduana, Juan José Gómez Centurión; y una serie de bloopers y errores no forzados que dejaron tanto a la ministra como a su secretario de Seguridad, Eugenio Burzaco, en una posición políticamente endeble.
El ministerio carga con la ejecución de uno de los estandartes más visibles de la campaña presidencial de Mauricio Macri, la lucha contra el narcotráfico. Sin embargo la percepción de la opinión pública no se condice con las expectativas del Gobierno, en octubre una encuesta de Gustavo Córdoba & Asociados mostró que el 45,3% de los argentinos opina que el gobierno nacional no sabe cómo resolver el problema del narcotráfico.
La percepción de la opinión pública parece ajustada a la subejecución que mostró el ministerio en políticas de control y lucha contra el narcotráfico: quedó sin ejecutar el 51,1% de los recursos asignados para dicha área. Numero similares tuvo la coordinación de Políticas de Seguridad en Fronteras, un ítem clave en la lucha contra el tráfico de drogas que permea las fronteras argentinas. Se gastó solamente el 52,5% del monto del área.
El ítem central del presupuesto para el ministerio es el denominado “Actividades Centrales”, son $2.216 millones de los cuales se devengó un alarmante 13%, alrededor de $300 millones. El programa de equipamiento, tecnología y logística de seguridad también sufrió un recorte de facto de $372 millones, la mitad del total presupuestado para el programa.
Por último de los $396 millones asignados a las Políticas de Seguridad, Participación Ciudadana, Territorial e Investigación del Delito Organizado se devengaron $193 millones en el año, poco más del 48% del presupuesto del programa.
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