A diferencia de la extravagancia del resto de su
familia, el mayor del clan se destaca por su simpleza y profundidad.
Alejado de las cámaras, se dedica a la pintura hiperrealista y agradece
el apoyo de sus papás: "Tuve padres presentes en mi vida. Me enseñaron
muchas cosas".
Parece la trama de una película:
de dos padres hiper-famosos salen dos hijos hiper-extravagantes y ¿un
artista? Esta es la historia de Kevin Axel, el mayor de los Caniggia,
que se alejó de la vida mediática para dedicarse a su verdadera pasión:
el arte.
Axel nació un año después del gol del Pájaro a Brasil en el Mundial Italia 90. Aunque vivió tan solo cinco meses en Buenos Aires, su DNI dice que es argentino y él no reniega de su identidad. "Amo al país y noto que hay mucho talento aquí: en la calle, en la gente, en su música, en la literatura, en el baile. Lamento que no se aproveche más", contó en una entrevista.
A diferencia de sus hermanos, nunca le interesó ni la fama ni los escándalos, y siempre se inclinó hacia las cuestiones artísticas, en especial la pintura. Comenzó a pintar a los cuatro años, y decidió dedicarse de lleno a la profesión a los 16 años, cuando dejó el secundario después de que le pusieran una mala nota en Arte. "A mi me pusieron una D, y a mi hermana Charlotte, que nunca pintó, una C", relató.
"Tomé la decisión de comenzar a vivir otras experiencias, aquellas con las que uno realmente se va formando como persona. Las escuelas no te enseñan a vivir: te enseñan a pasar un examen. Allí no se aprende a amar o a respetarnos unos a otro”, agregó.
Axel demuestra su inteligencia y profundidad en cada declaración. Cuando le preguntaron sobre su personalidad más retraida, en comparación con el resto de su familia, contestó: "Si bien puedo parecer introvertido, depende con quién esté tratando. Soy una persona que disfruta de las cosas sencillas. Me gusta pasear por calles que nunca recorrí, pasar horas en las librerías, tomar un café, fumar un cigarrillo, al tranquilidad de Marbella, el atelier que tengo en mi casa en un cuarto común, donde pinto mucho de noche".
A pesar de las diferencias que los separan, se muestra muy agradecido de todo lo que le dio su familia. "Tuve padres presentes en mi vida. Me enseñaron muchas cosas, en especial a ser constante y disciplinado en cuanto a mis objetivos", dijo, pero se defendió de aquellos que lo acusan de haber tenido la vida facilitada por el dinero de sus papás: “Mucho de lo que conseguí no se debe a que tenga más condiciones que los demás, sino a que trabajé duro para crecer". Para remarcar aún más sus particularidades, es el único de los tres hermanos que conoció a su abuelo paterno, que nunca tuvo una buena relación con madre, Mariana Nannis.
Axel comenzó a estudiar arte a los 13 años con el famoso pintor surrealista Pablo Garcia López. Entre sus artistas predilectos están el holandés Johannes Vermeer y el italiano Caravaggio. Además, tiene una excelente relación con uno de los pintores más cotizados de Argentina, Helmunt Ditsch.
Su primera exposición fue en Marbella, una de las ciudades donde vivió. Allí presentó sus pinturas, que llevan títulos como "La Mirada", "La Espera" y "Nacimiento de frutas". Bastante lejanos al "Disco disco champagne" y "Siempre al top", de sus hermanos.
En 2010 hizo su primera exposición en Argentina en el Centro Cultural Borges con su muestra Born from Nature. Al evento asistió su padre, Claudio Paul, Diego Maradona y su entonces novia Verónica Ojeda.
En cuanto a sus padres, Axel se da el lujo de contar una divertida anécdota sobre el amor de sus padres por la cultura: "Cuando vivíamos en Madrid, les pedía a mis padres que me llevaran al Museo del Prado. Ellos se aburrían rápido, así que me quedaba solo, unas seis horas, disfrutando de las pinturas".
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