Al parecer, la "Pulga" habló con Jorge, su papá, y con otra persona, a los que les pidió que transmitieran sus intenciones al presidente azulgrana, Josep Maria Bartomeu Floreta, a quien incluso llegaron a plantearle la posibilidad de que no terminara dicho vínculo, que finaliza el 30 de junio de 2018.
Tras reponerse del comprensible susto, el mandatario azulgrana recomendó calma, pidió que lo pensara dos veces y remitió a la cláusula de rescisión de 250 millones de euros que figura en su contrato tras la séptima y por ahora última renovación del astro en mayo de 2014. Así quedaron las cosas y desde entonces no hubo comunicación oficial entre los Messi y el Barcelona.
Pocos días antes -el 6 de julio- de la idea que comenzó a pensar sobre la renovación del contrato, Lionel Messi y su papá Jorge fueron condenados a 21 meses de cárcel por un millonario fraude fiscal en España, aunque difícilmente ingresarán en prisión al ser penas inferiores a dos años. El tribunal los declaró culpables de haber defraudado 4,16 millones de euros al fisco español ingresando los derechos de imagen del futbolista a través de un entramado societario entre 2007 y 2009.
Once días antes de ser declarado culpable por la Justicia española, el 26 de junio, Messi había recibido un duro golpe: la derrota en la final de la Copa América ante Chile. Tras fallar un penal y perder su tercera final en tres años, la "Pulga" anunció que renunciaba a la Selección. Semanas después, el crack cambió de opinión y el 2 de septiembre volvió a defender los colores de Argentina en la victoria por 1 a 0 ante Uruguay.
De llegar a este final, sólo tres equipos en el mundo estarían a la altura de la circunstancias para afrontar el oneroso contrato de Messi: Manchester City, Bayern Munich y París Saint Germain. Teniendo en cuenta que ya existieron algunos leves contactos en el pasado, y la presencia de Pep Guardiola y Sergio Agüero en esa institución, los ingleses correrían con alguna ventaja en una virtual carrera.
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