"La competitividad cambiaria y, por ende, el costo salarial, ha influido en forma importante sobre la evolución del empleo, especialmente el industrial", señaló la Fundación. En esa línea, sostuvo que la suba de salarios en "moneda dura" visualizada entre 2003 y 2015 fue posible "no sólo porque se partió de salarios absolutamente licuados tras la devaluación del peso de 2002, sino también porque en ese período los precios de las commodities alcanzaron niveles récord".
Además, expresó que existe un "salario de equilibrio" para el sector externo, y que cuando se intenta sobrepasar ese nivel (que depende también de los términos de intercambio externos y otros factores), "se generan pérdidas de competitividad que terminan llevando a una crisis externa, que normalmente deriva en una devaluación de la moneda local, que reduce el costo salarial". El informe señaló también que no subirán los salarios a largo plazo, ni bajará en forma sostenida la tasa de pobreza, si la Argentina "no genera una economía competitiva que haga crecer fuertemente sus exportaciones".
Según ese reporte, la política de salarios y tipo de cambio "deberían calibrarse para evitar situaciones insostenibles que lleven a crisis, que derivan luego en caída de salarios y mayor tasa de pobreza". El informe llega días después del acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, que puso en alerta al sector industrial, el cual deberá competir ahora con los productos europeos.
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