El transporte tiene una incidencia importante en la canasta de consumo de la población y, en particular, en el Gran Buenos Aires. En las mediciones del Indec el rubro representa un 11,6 por ciento de los gastos de un individuo en el área metropolitana. Esos datos lo convierten en el segundo ítem con mayor ponderación en la canasta detrás de Alimentos y bebidas, con un peso del 23,4 por ciento. Por eso, a pesar del escalonamiento de la suba promedio del 66 por ciento anunciada por el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, los investigadores de la Undav estiman que el incremento en los pasajes de trenes y colectivos sumará 1,7 punto porcentual al IPC para el área metropolitana. Una sola medida de política económica que impactará en febrero y abril aportará el 10 por ciento de la inflación prevista para el año en las nuevas metas del Banco Central.
“A lo largo del 2018, gas natural, electricidad y agua corriente verificarán incrementos del 129, 56 y 30 por ciento, respectivamente, para los usuarios residenciales medios. También se cuenta una suba media en el ABL del orden del 24 por ciento que se sumará al incremento anunciado en peajes en torno al 70 por ciento, una primera cuota de prepagas del 4 por ciento y probable el aumento en combustibles esperado en torno al 6 por ciento”, indica el reporte del Observatorio de Políticas Públicas. “Estas alzas significativas se agregarán a un proceso de ‘recomposición tarifaria’ que ya lleva dos años. En casos como la electricidad, se acumulan subas promedio cercanas al 1500 por ciento y para el gas natural en el entorno del 1300 por ciento”, sostiene el documento.
El informe difundido ayer advierte sobre la pérdida en el poder adquisitivo y el creciente peso de los servicios sobre los salarios promedio que, con los aumentos previstos, podría incrementarse en más de 6 puntos porcentuales a lo largo del próximo cuatrimestre. En otras palabras, la suba de tarifas anticipa un retroceso en la capacidad de compra de los ingresos de los trabajadores. “El nuevo aumento en los servicios del hogar, transporte, naftas, prepagas y otros bienes o servicios generan una pérdida en la capacidad de consumo de la sociedad. Y esto se da principalmente porque estos incrementos de precios son superiores a los que se enuncia a través del IPC y con el cual se negocian las paritarias”, expresa el informe.
Con una paritaria que arroje una mejora del 15,5 por ciento en dos tramos, “el aumento del subte afectaría un 1 por ciento, los aumentos de electricidad tipo 1, gas tipo R22, Aysa con medidor y un consumo mensual inicial de 350 pesos, la proporción de estos servicios dentro del salario pasaría de ser del 11 al 18 por ciento. Es decir que en tan solo 4 meses los usuarios tendrían una pérdida de poder adquisitivo del 7 por ciento”, precisó.
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