Twitter se desprende de cada vez más dinero para intentar mejorar y para compartir ingresos con sus socios y empleados: sus costos aumentaron en un 40,4%, a 306 millones de dólares con respecto al año anterior.
El crecimiento de la cantidad de gente que usa el servicio está prácticamente estancado y los costos de la operación por las nubes.
El ingreso por usuario fue de USD 2,25, una caída de 3,4% respecto al 2015 y muy por detrás de los USD 7,16 de ingresos por usuario que reportó Facebook en el mismo trimestre.
Los rumores de compra por parte de una empresa más grande como Google, Disney o Salesforce, por ahora fueron sólo un salvavidas que nunca llegó. Y los gastos en intentar recuperar usuarios solo fue un gasto sin retorno.
Los pronósticos para este año tampoco son buenos: se espera que las ganancias ajustadas (antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización) oscilen entre USD 75 millones y USD 95 millones, muy por debajo del EBITDA ajustado de USD 180.5 millones para el primer trimestre 2016.
Mientras Twitter se desangra en intentos ineficaces para encontrar un equilibrio sostenible entre ganar dinero y atraer a los usuarios, Snapchat debutó, triunfal, este miércoles, en Wall Street. Incrementó en un día 44% el valor de sus acciones. El precio inicial fue de 17 dólares por acción acción y cerró en 24,48 dólares.
Snapchat (USD 34.000 millones) equivale a 4,2 veces el precio total de las acciones de YPF (USD 8.190 millones); 8,1 veces el valor de Banco Galicia (USD 4.200 millones), 8,2 veces Telecom (USD 4.130 millones), y 22,4 veces lo que vale Edenor (USD 1.520 millones), todas compañías líderes en la Argentina.
Mientras tanto, Twitter debe lidiar con el vandalismo y el aumento exponencial de los mensajes abusivos. Hace unos días nada más, el 1 de marzo, anunció nuevas herramientas y medias que están tomando para combatirlos. Pero nunca parece ser suficiente y siempre, hasta ahora, terminó perdiendo esa batalla. Derrota que se traduce en usuarios que abandonan la plataforma.
Twitter se convirtió en el arma reglamentaria del troll. Recientemente utilizada para aumentar la fama de políticos que sin la ayuda de la sobre exposición de los medios jamás hubieran alcanzado tal nivel de popularidad. Utilizando cada vez más esta herramienta para generar un pensamiento social.
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