El ministro aclaró que lo que es el precio de gas en boca de pozo aumentará "entre un 10 y un 20 por ciento" respecto del valor anterior que entró a regir en octubre de 2016, según surgió de las propuestas presentadas en la audiencia pública realizada el viernes último.
En ese marco, explicó el ajuste final de entre 30 y 40 por ciento se determina porque "al precio de gas en boca de pozo, se le suma lo que se presentó en las audiencias públicas de transporte y distribución en el mes de diciembre".
En declaraciones a radio Mitre, el ministro también precisó que "la variación de la tarifa de transporte y distribución para corregir una década en la cual no se aplicaron los marcos regulatorios, no se puede aplicar de una única vez".
"Ese valor que tiende a corregir el atraso de la última década lo vamos a partir en tres etapas: en abril, en noviembre, y en abril del año próximo", puntualizó el funcionario, quien sostuvo que es "para morigerar el impacto en la factura final del usuario de gas natural".
Aranguren también defendió el cambio en la modalidad de la instrumentación del subsidio al gas, al destacar que se aplica "no a la oferta" sino "a la demanda, particularmente a aquellos que lo necesitan", y alegó que "creemos que este sistema es más justo", "menos distorsionado" y "más transparente".
Según detalló, en el caso de gas natural "hay un 25 por ciento de los 8 millones de hogares argentinos que reciben este suministro que están recibiendo la tarifa social".
Consultado sobre el impacto inflacionario de la nueva suba tarifaria, el ministro planteó: "En un caso, o en otro, el impacto en el bolsillo de los argentinos (después) de una década en la cual el sistema tarifario llevó a los argentinos a la ilusión de que la energía era gratis, (eso)era totalmente ilusorio, porque igual lo estamos pagando con el déficit fiscal que luego se transformaba en inflación".
"Pretender que la energía es barata y la vamos a pagar al 10 o 20 por ciento de lo que cuesta producirla, generarla, no es gratuito para los argentinos", enfatizó.
Admitió que "decir la verdad tiene su precio, transformar un sistema tiene su costo" pero advirtió que "si seguimos con tarifas distorsionadas el consumo energético sigue creciendo" y "es un círculo vicioso".
Consultado sobre si se arrepiente de algo, desde que asumió el cargo, el funcionario afirmó que "para nada" porque "desde un primer momento todos supimos que estábamos en una Argentina difícil".
"En mi caso sabía que lo que estaba haciendo después de haber trabajado 36 años en el sector privado era intentar contribuir para que en el área que conozco poder generar las condiciones para transformar y dejar atrás una década de desaciertos", comentó.
Subrayó que en el gobierno "somos conscientes pero estamos convencidos que en este esfuerzo estamos resolviendo el problema hacia adelante, y no ocultándolo".
"Por supuesto que vemos cual es la realidad" pero "confiando que siguiendo por este camino la vamos a superar", acotó, y prometió que "este año vamos a estar mejor que el año pasado".
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