"La cuestión de Taiwan forma parte del núcleo de los intereses de China y afecta a la soberanía china", dijo a la prensa el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Geng Shuang.
"El respeto de esta política es la base de las relaciones con Estados Unidos. Si se destruye este fundamento no podrá haber un desarrollo sano y estable de los vínculos", añadió. China insta por tanto a la próxima administración estadounidense a ceñirse a sus promesas respecto de la política de "una sola China".
El Gobierno comunista considera a Taiwan como una provincia rebelde y amenaza con reconquistar la isla por la fuerza. La premisa de "una sola China" implica reconocer a Taiwan como una parte de China y como consecuencia Pekín exige que ningún país tenga relaciones diplomáticas con la isla si quiere a la vez tener lazos normales con la República Popular.
En una entrevista difundida por la cadena de televisión Fox News, Trump aseguró: "No sé por qué tenemos que estar obligados a una política de 'una sola China', a menos que hagamos un acuerdo con China que tenga que ver con otras cosas, incluyendo comercio".
El conflicto se desató tras la decisión de Trump de aceptar el 2 de diciembre una llamada telefónica de la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, lo que provocó una crisis con Pekín. Este domingo Trump dijo que no desea que China le "dicte" lo que debe hacer, reiterando que la comunicación con Tsai fue muy breve y solamente tenía el propósito de felicitarlo.
"¿Por qué alguna otra nación debería estar en condiciones de decirme que no puedo responder una llamada? Creo que habría sido muy irrespetuoso, para ser honesto, no contestarla", señaló.
Aunque en Taiwan existe un movimiento que promueve una independencia formal de China, la mayoría de la población apoya mantener el actual statu quo. La isla, capitalista y con un sistema democrático, tiene un gobierno independiente desde que los nacionalistas se refugiaron allí en 1949 tras perder la guerra con los comunistas en China continental.
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